El xileno es un compuesto químico aromático que pertenece a la familia de los hidrocarburos, y su uso es común en la industria de transformación de plásticos, especialmente como disolvente o agente de limpieza en los procesos relacionados con la inyección y tratamiento de polímeros. Con una fórmula molecular C₈H₁₀, el xileno se presenta generalmente como una mezcla de tres isómeros: orto-xileno, meta-xileno y para-xileno, cada uno con propiedades físicas ligeramente distintas, pero con aplicaciones industriales similares.
En el contexto de la industria plástica, el xileno se utiliza principalmente por su capacidad para disolver ciertos tipos de polímeros y resinas. Esto lo convierte en una herramienta eficaz para limpiar moldes, equipos de inyección o componentes que han estado en contacto con materiales termoplásticos difíciles de remover. También se emplea en laboratorios para realizar análisis de solubilidad o compatibilidad de materiales, así como en procesos de decapado y preparación de superficies.
Una de las ventajas del xileno como disolvente es su alta eficiencia frente a materiales que presentan alta resistencia química. Puede eliminar residuos que otros disolventes más suaves no logran remover completamente, lo que contribuye a mantener la maquinaria en condiciones óptimas, especialmente en ciclos de producción intensivos. Además, su punto de ebullición relativamente alto (entre 137 y 144 °C) permite trabajar en procesos que requieren cierta temperatura sin una evaporación excesiva, favoreciendo un tiempo de acción más prolongado.
Sin embargo, el uso del xileno también conlleva precauciones importantes en términos de seguridad y medio ambiente. Es un compuesto volátil, inflamable y con efectos nocivos sobre la salud en caso de inhalación prolongada o contacto directo. Por ello, su manipulación debe hacerse siempre en ambientes ventilados, utilizando los equipos de protección adecuados (guantes, gafas, mascarillas) y respetando las normativas de almacenamiento y eliminación de residuos. En muchos entornos industriales, su uso está regulado y requiere formación específica para evitar riesgos laborales.
Desde el punto de vista técnico, el xileno no interactúa con todos los plásticos de la misma manera. Es especialmente efectivo con materiales como el poliestireno, algunas poliolefinas modificadas o compuestos base PVC, pero no tiene el mismo rendimiento frente a plásticos de ingeniería como el PEEK, el PSU o ciertos grados de poliamidas, donde se prefieren otros tipos de disolventes o métodos físicos de limpieza. Por esta razón, su selección debe estar siempre basada en el tipo de polímero y en los requisitos del proceso de producción.
En empresas como Plásticos Lezo, donde se prioriza la eficiencia del proceso y la durabilidad de los equipos, el uso del xileno está limitado a situaciones controladas y con criterios técnicos bien definidos. Se emplea únicamente cuando no existen alternativas más seguras o cuando se requiere una limpieza profunda y específica, siempre bajo protocolos de seguridad estrictos y con un enfoque de sostenibilidad y control medioambiental.
En resumen, el xileno es un disolvente potente con un papel técnico relevante en ciertas operaciones de la industria del plástico, pero su uso debe gestionarse con responsabilidad. Cuando se aplica correctamente, puede mejorar la limpieza y el mantenimiento de los equipos de inyección, optimizando la calidad de producción y reduciendo tiempos de parada. No obstante, su manipulación exige conocimiento, control y medidas preventivas que garanticen tanto la seguridad de los operarios como el cumplimiento de las normativas ambientales actuales.