La velocidad de inyección es un parámetro fundamental en el proceso de moldeo por inyección de plásticos, ya que determina la rapidez con la que el material fundido se introduce en la cavidad del molde desde la unidad de inyección. Esta variable, que suele expresarse en milímetros por segundo (mm/s) o centímetros cúbicos por segundo (cm³/s), tiene un impacto directo en la calidad final de la pieza, así como en la eficiencia y estabilidad del ciclo de producción.
Un ajuste adecuado de la velocidad de inyección permite que el plástico fluya de forma uniforme y completa antes de comenzar su solidificación. Si la inyección es demasiado lenta, el material puede enfriarse antes de llenar por completo la cavidad, generando defectos como líneas de soldadura, vacíos o incluso piezas incompletas. Por el contrario, una velocidad excesiva puede ocasionar rebabas, atrapamiento de aire, deformaciones o una presión interna elevada que comprometa la integridad del molde.
Determinar la velocidad óptima depende de diversos factores. El tipo de material plástico utilizado es uno de los más determinantes: cada polímero presenta un comportamiento reológico específico que condiciona su velocidad de flujo. Los materiales con mayor fluidez admiten inyecciones más rápidas, mientras que los más viscosos exigen un control más preciso para evitar problemas de llenado. También influye el diseño de la pieza, ya que las geometrías complejas, con paredes delgadas o detalles intrincados, requieren una velocidad mayor para evitar que el material se enfríe antes de ocupar todos los espacios.
El diseño del molde también condiciona la velocidad de inyección. Factores como el número y posición de las compuertas, el sistema de canales y la eficiencia de la refrigeración influyen directamente en el comportamiento del flujo del material. Además, las temperaturas de trabajo, tanto del material como del molde, deben estar correctamente ajustadas para asegurar que el plástico se mantenga fluido durante todo el proceso de llenado.
En la práctica, las máquinas de inyección modernas permiten programar perfiles de velocidad en distintas fases del ciclo. Esto significa que no se utiliza una velocidad constante, sino que se puede comenzar con una velocidad moderada para evitar impactos de presión al inicio, incrementar la velocidad en la fase principal de llenado y luego reducirla al acercarse al final para evitar sobrepresión o formación de defectos. Esta capacidad de segmentar el proceso permite una mayor precisión en la fabricación de piezas técnicas y mejora la repetibilidad de los resultados.
Un mal ajuste de la velocidad de inyección puede generar una amplia gama de problemas: desde defectos visuales como marcas de flujo, burbujas o rebabas, hasta fallos funcionales más graves, como deformaciones, falta de llenado o tensiones internas en la pieza. Además, también puede incrementar el desgaste de los componentes del molde, acortar su vida útil o provocar inestabilidades en el ciclo de producción.
Por todas estas razones, controlar con precisión la velocidad de inyección es una tarea esencial en la fabricación de piezas de plástico por moldeo por inyección. En Plásticos Lezo, contamos con un equipo técnico especializado y maquinaria de última generación que nos permite ajustar este y otros parámetros con total precisión, garantizando siempre un producto final de alta calidad, adaptado a las necesidades de cada cliente.