La resistencia al impacto es una propiedad mecánica fundamental que define la capacidad de un material plástico para absorber energía y resistir fracturas cuando se somete a una carga o golpe repentino. Esta característica es especialmente relevante en aplicaciones donde las piezas están expuestas a caídas, vibraciones, choques o condiciones exigentes, y es clave para garantizar la durabilidad y la seguridad del producto final.
En el contexto de los materiales plásticos, la resistencia al impacto depende de varios factores, entre ellos el tipo de polímero, la temperatura de uso, la velocidad del impacto, la presencia de cargas o refuerzos, y el diseño geométrico de la pieza. Los plásticos amorfos, como el policarbonato (PC), suelen ofrecer una excelente resistencia al impacto, mientras que algunos semicristalinos pueden requerir modificaciones o refuerzos para alcanzar prestaciones similares.
Para medir la resistencia al impacto, se utilizan ensayos estandarizados como el Izod y el Charpy, que consisten en aplicar un golpe controlado sobre una probeta (con o sin entalla) para evaluar la energía absorbida antes de la rotura. Estos ensayos se expresan normalmente en kJ/m² o J/cm, y permiten comparar el comportamiento de distintos materiales bajo condiciones similares.
La resistencia al impacto es un parámetro crítico en sectores como:
-
Automoción: piezas de carrocería, parachoques, soportes o componentes interiores deben resistir colisiones y vibraciones sin agrietarse.
-
Electrodomésticos y electrónica: carcasas y estructuras que protegen componentes delicados frente a caídas o golpes durante su uso o transporte.
-
Industria del envase: envases reutilizables, bidones o cajas de transporte que deben soportar apilamiento y manipulación mecánica.
-
Construcción y mobiliario urbano: elementos plásticos expuestos a vandalismo o condiciones ambientales severas.
En muchos casos, la resistencia al impacto puede mejorarse mediante el uso de aditivos modificadores de impacto, como elastómeros termoplásticos (TPE), o mediante el refuerzo con fibras (por ejemplo, fibra de vidrio), aunque esto puede afectar otras propiedades como la rigidez o el coste del material.
También es importante tener en cuenta que la resistencia al impacto suele disminuir a temperaturas muy bajas, especialmente en polímeros frágiles. Por ello, los ensayos se realizan a distintas temperaturas para evaluar el comportamiento del material en función del entorno de uso.
En Plásticos Lezo, evaluamos cuidadosamente la resistencia al impacto requerida para cada proyecto y seleccionamos los materiales más adecuados según el uso previsto de la pieza. Colaboramos estrechamente con nuestros clientes para equilibrar esta propiedad con otros requisitos técnicos, estéticos y económicos, buscando siempre la solución óptima.
Además, trabajamos con compuestos modificados y grados especiales para aplicaciones exigentes, y realizamos pruebas internas de validación de impacto cuando el diseño o el entorno de uso lo requiere. Nuestra experiencia en diseño de piezas también nos permite optimizar las geometrías para distribuir mejor las tensiones y evitar concentraciones que puedan provocar fallos.
En resumen, la resistencia al impacto es una propiedad clave en el diseño y fabricación de componentes plásticos duraderos y seguros. En Plásticos Lezo, la integramos como un criterio técnico esencial en nuestra selección de materiales, diseño de producto y validación de calidad, asegurando soluciones fiables incluso en los entornos más exigentes.