En el proceso de moldeo por inyección, los moldes son herramientas esenciales que permiten fabricar piezas plásticas con gran precisión y repetitividad. Sin embargo, como cualquier componente sometido a condiciones de trabajo intensivas, sufren un deterioro progresivo conocido como desgaste de moldes. Comprender sus causas, consecuencias y estrategias de prevención es fundamental para garantizar una producción eficiente, segura y rentable.
El desgaste de moldes se refiere a la pérdida gradual de propiedades o funcionalidad de las superficies del molde debido a su uso continuado en el proceso de inyección. Esta degradación puede afectar la calidad de las piezas producidas, aumentar los tiempos de parada por mantenimiento y, en los casos más críticos, derivar en la sustitución total del molde. La vida útil de un molde depende de varios factores: el tipo de material plástico procesado, el diseño de la pieza, los parámetros de inyección y, especialmente, el tipo de acero o aleación con el que se ha fabricado el molde.
Una de las causas más comunes del desgaste de moldes es la abrasión generada por materiales con cargas minerales o fibras de refuerzo. Estos componentes, presentes en muchos plásticos técnicos, rozan constantemente contra las paredes del molde, provocando una erosión lenta pero constante. También puede producirse desgaste por corrosión, especialmente cuando se procesan materiales higroscópicos o con aditivos agresivos. La acción combinada de humedad y temperatura puede dañar las superficies metálicas internas del molde si no se protege adecuadamente.
Otro tipo de deterioro está relacionado con la fatiga térmica. Durante cada ciclo de inyección, el molde se somete a constantes variaciones de temperatura, lo que genera tensiones internas que, con el tiempo, pueden provocar microfisuras. Estas pequeñas fracturas no solo aceleran el desgaste del molde, sino que también comprometen la precisión dimensional de las piezas y aumentan la posibilidad de defectos superficiales.
El mantenimiento preventivo es una de las mejores herramientas para reducir el desgaste prematuro de los moldes. Una limpieza regular, una lubricación adecuada y la inspección visual de componentes críticos permiten detectar signos tempranos de deterioro y aplicar medidas correctivas antes de que se agraven. También es clave registrar los ciclos de producción para establecer un historial del molde y anticiparse a posibles fallos según su uso acumulado.
En Plásticos Lezo, aplicamos protocolos de mantenimiento técnico especializados para maximizar la vida útil de nuestros moldes. Desde la fase de diseño, colaboramos estrechamente con nuestros clientes y proveedores para seleccionar materiales resistentes al desgaste, diseñar geometrías que favorezcan el flujo del material y garantizar una refrigeración equilibrada que reduzca tensiones térmicas. Además, nuestras máquinas de inyección están equipadas con sistemas de control que monitorean en tiempo real los parámetros del proceso, permitiendo ajustes automáticos que minimizan el impacto sobre el molde.
Reducir el desgaste de moldes no solo es una cuestión técnica, sino también económica. Cada parada de producción por mantenimiento no planificado implica pérdidas de tiempo, aumento de costes y posibles retrasos en la entrega al cliente. Por ello, invertir en moldes de calidad, procesos optimizados y mantenimiento continuo es una decisión estratégica que impacta directamente en la competitividad y sostenibilidad del negocio.
En resumen, el desgaste de moldes es un fenómeno inevitable, pero gestionable. Con el conocimiento adecuado, la elección de materiales correctos y una estrategia preventiva sólida, es posible alargar significativamente la vida útil de los moldes, asegurar la calidad de las piezas y mantener la eficiencia de la producción. En Plásticos Lezo, combinamos experiencia, tecnología y compromiso para garantizar que cada molde rinda al máximo durante toda su vida útil.