El tiempo de enfriamiento es una de las fases más críticas dentro del ciclo de inyección de plásticos, ya que determina en gran medida la calidad final de la pieza moldeada y la eficiencia del proceso productivo. Se refiere al periodo en el que el material termoplástico, una vez inyectado en el molde, permanece en su interior hasta alcanzar un nivel de solidificación suficiente que permita su expulsión sin deformaciones ni defectos.
Durante esta etapa, el molde permanece cerrado, y el sistema de refrigeración integrado en sus placas disipa el calor del plástico fundido. La transferencia térmica ocurre desde el material caliente hacia las paredes frías del molde, permitiendo que el polímero pase del estado fundido a un estado sólido con la forma definitiva de la cavidad. Un tiempo de enfriamiento adecuado garantiza que la pieza mantenga sus dimensiones, geometría y propiedades mecánicas esperadas.
El cálculo del tiempo de enfriamiento depende de varios factores. El primero y más determinante es el tipo de material termoplástico utilizado, ya que cada polímero tiene una conductividad térmica, una temperatura de transición vítrea y un punto de fusión específicos. Materiales como el polipropileno o el polietileno tienden a requerir menos tiempo de enfriamiento que otros más técnicos como el policarbonato o el PEEK. Además, el espesor de la pieza influye de forma directa: a mayor espesor, más tiempo necesita el calor para disiparse hacia el exterior.
Otro elemento clave es el diseño del sistema de refrigeración del molde. Moldes bien diseñados incluyen circuitos de agua o aceite que recorren zonas estratégicas cercanas a las cavidades, asegurando una extracción de calor rápida y uniforme. Si el sistema no está correctamente dimensionado, el tiempo de enfriamiento puede alargarse innecesariamente, afectando la productividad. Asimismo, las propiedades térmicas del propio molde (por ejemplo, si está fabricado en acero o en aleaciones de aluminio) también influyen en la velocidad de disipación del calor.
Una mala gestión del tiempo de enfriamiento puede provocar múltiples defectos en la pieza. Si el tiempo es demasiado corto, la pieza puede deformarse al ser expulsada, presentando marcas de retracción, alabeo o fragilidad estructural. Por otro lado, un enfriamiento excesivo no mejora la calidad, pero sí incrementa el tiempo de ciclo, disminuye la eficiencia y eleva los costes de producción.
En Plásticos Lezo, damos especial importancia a la optimización del tiempo de enfriamiento en cada proyecto de moldeo por inyección. Realizamos estudios térmicos desde la fase de diseño del molde, utilizando software de simulación que permite predecir los flujos de calor y ajustar el diseño de canales de refrigeración. Esta planificación previa nos permite obtener ciclos más cortos y resultados más consistentes.
Durante la producción, monitorizamos en tiempo real los parámetros térmicos del molde y del proceso para asegurarnos de que cada pieza sea expulsada en el momento exacto, sin comprometer su calidad. Este control preciso es especialmente importante en la fabricación de piezas técnicas, donde las tolerancias dimensionales, la estabilidad térmica y la apariencia superficial son aspectos fundamentales.
En definitiva, el tiempo de enfriamiento no solo es una etapa más dentro del ciclo de inyección, sino un factor estratégico que impacta directamente en la productividad, la calidad del producto final y la eficiencia energética del proceso. En Plásticos Lezo trabajamos para que cada segundo cuente, optimizando este tiempo en función del material, el diseño de la pieza y los requisitos del cliente, asegurando así un proceso competitivo y confiable.